martes, 8 de febrero de 2011

Un dolor intenso se apodera de mi alma, quiero gritar, y de repente, el mundo no escucha, quiero chillar y no tengo derecho a estropear el equilibrio del silencio…
Hoy desperté pensando que era libre, que mi corazón yacía en un lugar, lejos de los demonios que día y noche lo atormentan. Hoy desperté con ganas de volar, pero apenas pude quedarme de rodillas en el suelo, llorando por todas las plumas llenas de sangre que están desperdigadas por mi habitación.
Hoy maté a un ángel, y luego a otro, y a otro y a otro. Hoy maté la inocencia del que vive sin conocer, para dar la visión real de la fantasía, para chillar, que el que no imagina, es porque perdió toda la esperanza en la humanidad…Para chillar, y que este mundo no esté sordo, y que mis palabras sean escuchadas.
Hoy di la vida a un demonio, y luego a otro y a otro y a otro. Hoy lloré por mi vida y por la de los seres humanos, hoy quise ser libre y no pude más que mirar entre los barrotes de mi cárcel de cristal. Mis demonios atraviesan las paredes de todos los corazones, y nos llenan de rabia, de impotencia, de insensibilidad.
Hoy quise ser yo y no pude, porque mi esencia se quedó encerrada en lo que antes fueron paraísos enteros de belleza, hoy no puede ser yo, porque mi ser se quedó atrapado en mi imaginación.